Este es uno de esos ejemplos que me flipan, una marca de gafas made in Spain con una historia que vale la pena repasar.
Woodys Eyewear, es una marca de gafas fundada en 2013 por Josep Dosta.
La historia de la marca empieza con Dosta trabajando para una empresa que vendía complementos a multinacionales como Inditex o H&M, en ese momento la empresa necesitaba encontrar un producto diferencial para mantenerse a flote y Dosta descubrió una marca austríaca que fabricaba gafas de madera, pero las vendía a partir de los 600 euros.
En ese momento se les ocurrió intentar vender una alternativa más económica e hicieron una pequeña producción en Torelló, pero se encontraron con un problema, las gafas se rompían fácilmente, así que después de múltiples experimentos, y gracias a la afición de Dosta por el wakeskate pensaron en fabricar las gafas con las láminas de las tablas.
Así, empezaron a fabricar gafas hechas con madera reciclada de tablas de wake, las gafas gustaron mucho pero no encajaban en el precio de los clientes de esas multinacionales y finalmente la empresa de complementos acabó cerrando.
A partir de esa idea nació la marca Woodys.
Dosta puso en marcha el negocio con un préstamo de su padre y con un crédito de 300.000 euros, el éxito del producto fue prácticamente inmediato, en todas partes donde lo enseñaba, triunfaba.
En el primer año la marca facturó unos 600.000 euros con un beneficio por encima de los 300.000 euros y casi todo se vendía a través de ferias.
El producto era muy diferencial y además tenía una historia detrás, la de un joven que iba de feria en feria vendiendo gafas de madera. Y así Woodys facturó 1,2 millones de euros el segundo año y 3,2 millones en el tercero.
En ese tercer año, la tendencia de las gafas de madera iba a la baja y Josep Dosta tuvo que decidir si mantener la apuesta por la madera, que era una identidad principal de la marca o buscar un nuevo enfoque.
Y optó por dejar de diferenciarse por los materiales de fabricación y empezar a hacer gafas con colores y formas muy atrevidas.
Así “renació” la marca, vendiendo productos únicos para personas que buscan diferenciarse de las tendencias de moda convencionales.
Woodys Eyewear está presente en más de 52 países y el año pasado llegó a facturar 18 millones de dólares.