Si has visto alguna vez una serie coreana te habrás dado cuenta de que las gafas son un accesorio muy popular en Corea del Sur, las utilizan no solo por un tema de salud visual, es común que dentro de la serie se comente que se tiene bien la vista, pero que se usan como accesorio porque les gusta cómo les quedan.
Por esta razón, creo que si estás interesado en el sector de las gafas de lujo, Gentle Monster te va a encantar.
Fundada en 2011 por Hankook Kim, Gentle Monster se ha posicionado como una marca de gafas que combina la estética clásica con elementos retrofuturistas.
El éxito de la marca puede atribuirse a que sus gafas son muy diferentes de lo que se suele encontrar en el mercado y la mayoría de sus modelos combinan elementos cotidianos con otros que no tienen ninguna relación.
Para crecer, Gentle Monster se ha centrado en las colaboraciones con dos estrellas surcoreanas como Son Ye Jin y Jennie Kim de BLACKPINK.
A nivel mundial, ha ganado fama gracias a su colaboración con la actriz Tilda Swinton, con la que realizó un corto y una colección exclusiva.
Uno de los aspectos más llamativos de Gentle Monster es su identidad de marca altamente conceptual, construida en torno a elementos visuales muy relacionados con el arte y la ciencia ficción. Sus tiendas físicas son una maravilla y un buen ejemplo de esa identidad.
Por ejemplo, su perfil de Instagram tiene publicaciones muestran escenas que van desde lo barroco a lo futurista. Esta identidad visual única invita a una nueva forma de ver, haciendo que Gentle Monster destaque.
Su canal de YouTube me parece un muy buen ejemplo de cómo aprovechar los contenidos publicitarios de la marca de forma orgánica.
La experiencia de compra en la web de Gentle Monster es inmersiva y visualmente impactante, con una interfaz moderna y contenido atractivo, como vídeos de productos y descripciones detalladas.
Una de las cosas que me ha parecido muy inteligente es que en los productos se pueden personalizar ciertos detalles de las gafas, supongo que en breve incluirán la posibilidad de comprar esos accesorios extras de forma separada para que se pueda ir modificando el aspecto de las gafas, algo como lo que hace Pandora.
La marca facturó el año pasado alrededor de 440 millones de dólares, impulsada especialmente por las ventas en China y Japón.
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